Charlando con Haton en el canal de chat #semananegra, de la red freenode , y habiéndole hecho saber que un servidor es, de profesión, Agente Medioambiental, y tras un ligera explicación de en qué consiste mi trabajo, me pidió, si me prestaba, a escribir un artículo para la web elbinario.net, en el que enlazase el Medio Ambiente, el software libre y el movimiento GNU.
En primer lugar expresar mi agradecimiento a Haton y al resto de colaboradores tanto del canal #semananegra como de elbinario.net, por todo lo que allí he podido aprender, a pesar de mi dureza de mollera, y, por supuesto, por facilitarme esta cátedra desde la que poder expresar mis humildes opiniones.
Antes de empezar, además, quisiera aclarar un par de conceptos. Asumo –espero- que este artículo sea leído tanto por compañeros de mi propio gremio, a los que enlazaré el artículo, como visitantes asiduos de esta web, por lo que mucho me temo que, dada la disparidad de oficios de mis futuros lectores, tenga que aclarar ciertos conceptos que pueden resultar muy obvios para unos y no tanto para los otros, y viceversa.
Hacker
Se entiende por hacker, de acuerdo a la wikipedia, aquella gente apasionada por la seguridad informática. Esto concierne principalmente a entradas remotas no autorizadas por medio de redes de comunicación como Internet («Black hats»). Pero también incluye a aquellos que depuran y arreglan errores en los sistemas («White hats») y a los de moral ambigua como son los «Grey hats». No obstante, en términos de software libre se considera la referencia a intrusión informática como un uso incorrecto de la palabra, y se refieren a los que rompen los sistemas de seguridad como «crackers», dejando el término hacker para los depuradores y debbugeadores de código.
Movimiento GNU
Por otro lado, referir que el término GNU (acrónimo recursivo de «GNU’s Not Unix!»), además de ser el nombre de un sistema operativo compuesto en su totalidad de software libre, se refiere al tipo de licencia (libre) bajo la que se licencia gran parte de este software, y, en general, a todo el movimiento y filosofía que trae aparejado. Cuando cite en este documento el término GNU me referiré a él en su última acepción.
El término software libre acoge a “todo software que respeta la libertad de todos los usuarios que adquirieron el producto y, por tanto, una vez obtenido el mismo puede ser usado, copiado, estudiado, modificado, y redistribuido libremente de varias formas.” Quede claro que no necesariamente el software libre es gratuito, a pesar de que normalmente la gratuidad va de la mano, pero no siempre. En contraposición está el software propietario, que engloba todo aquel software que no es libre.
Por último, lo que “los no iniciados” entienden por Linux, no es si no un conjunto de herramientas libres (normalmente licenciadas como GNU o GPL, otra licencia similar), que, unidas al kernel (núcleo) Linux (llamado así por su creador, Linus Torvals, Linux, el UNIX de Linus) conforman un sistema operativo (GNU/Linux) del que existen muchas “distros” (versiones) diferentes: slackware, debian o gentoo son algunas de las más emblemáticas.
Vigilancia, control y custodia del Medio Ambiente
Ya habré aburrido a algún usuario habitual de esta página, por relatar obviedades; paso ahora a aburrir a los de mi gremio: simplemente aclarar que usaré el término “forestal” para referirme a cualquier cuerpo, escala o similar que acoja a todos aquellos profesionales que se dedican en general a la vigilancia, control, y custodia del Medio Ambiente.
Medio Ambiente
Tomando sólo como referencia el Estado Español, con sus diecisiete Comunidades Autónomas, y dado que las competencias en Medio Ambiente son de las mismas, se asume que existen, al menos, diecisiete denominaciones distintas. Por no citar otras muchas, dependientes de las diputaciones de turno, ayuntamientos, etc. Y, por supuesto, cualquier otra denominación que se pueda observar en otros países. En cualquier caso, quede claro que, muy a pesar de algún compañero muy celoso de su identidad profesional, con el término “forestal” me referiré a todos ellos en su sentido más amplio, quedando claro que, jurídicamente, con la condición de Agentes de la Autoridad y Policía Judicial, al menos en un sentido genérico que la distinta normativa legal les reconoce, son los principales garantes de la preservación del Medio Ambiente.
Por fin, definir Medio Ambiente como “todo aquello que rodea al ser vivo. Comprende el conjunto de valores naturales, sociales y culturales existentes en un lugar y en un momento determinado, que influyen en la vida del ser humano y en las generaciones venideras. Es decir, no se trata sólo del espacio en el que se desarrolla la vida, sino que también comprende seres vivos, objetos, agua, suelo, aire y las relaciones entre ellos”.
Relación entre Medio Ambiente y Software libre
Al grano, que me enredo: ¿qué relación existe entre el Medio Ambiente y el software libre? ¿Acaso existe dicha relación?
Tal y como yo lo veo, y al fin y al cabo ésto no deja de ser un artículo de opinión, existe una relación, al menos ética, filosófica, muy marcada, y me explico:
El redactor de este artículo asume que lo que entendemos como Medio Ambiente, todo aquello que rodea a un ser vivo, es, o ha de ser, necesariamente, de acceso libre para cualquier persona. Se asume que el aire, el agua, el bosque, es un patrimonio universal por todos disfrutable, y sin embargo sabemos que se contamina la atmósfera de manera salvaje, se hace un uso cuando menos irregular de los recursos hídricos, y anualmente se reduce en millones de hectáreas la superficie forestal, siempre en beneficio de unos pocos.
En definitiva, se trafica con el Medio Ambiente, y no se presta atención a lo que dejamos detrás para futuras generaciones. ¿Acaso esas generaciones venideras no debieran tener los mismos derechos que nosotros? ¿Pagarán por el agua, por el aire? ¿Disfrutarán del medio simplemente viendo películas antiguas del estilo de Brokeback Mountain, y oliendo la foresta en tarros embotellados?
En la misma línea, en la sociedad tecnológica en la que vivimos, se generan millones de Terabytes de información (la conocida Big Data) que son “propiedad” de determinadas empresas de software que aprovechan esta ingente cantidad de datos en beneficio propio. Actualmente, hasta un simple comentario en una red social pasa a ser propiedad de la empresa dueña de la red social. La Big Data, en mi opinión, debiera ser patrimonio de la humanidad, y no propiedad de unos pocos. Por supuesto, el uso que se le está dando a semejante cantidad de información, cuando menos sospechoso, si no alarmante, no voy a explicarlo aquí: a la conciencia de cada uno lo dejo.
Lo que sí queda en propiedad de los ciudadanos de Ghana, hablando de cifras mareantes, es el cadmio, el plomo y otros muchos agentes contaminantes provenientes de gran parte de los desechos electrónicos que generamos, en lo que se ha venido a denominar “basureros tecnológicos”. Este “área de procesamiento de basura tecnológica” importa unas 215.000 toneladas anuales de dichos residuos. Y eso sólo en Ghana.
Libertad
Libertad es poder caminar por el medio, disfrutando de todos los encantos que la naturaleza nos proporciona; libertad es respetar ese medio, y ser respetado. Así mismo, libertad es tener la posibilidad de usar el software que a uno más cómodo y útil le resulte, sin tener que adoptar herramientas privativas que obligan al uso de un determinado hardware en detrimento de otro, quizás más anticuado, pero igual de válido; es instalar software en tu equipo sin la necesidad de leer licencias restrictivas de todos los tipos, y, por supuesto, sin el miedo a que, detrás de un programa supuestamente útil, se te instalen por la puerta trasera, sin tu conocimiento, ni, por supuesto, tu consentimiento, otros tres maravillosos “programitas” spy, o diecisiete barras de navegación diversas, generalmente más molestas que útiles.
Eso cuando no te viene incluido en el paquete un virus, o un supuesto antivirus que detecta doce ficheros “dañinos”, que ellos mismos te limpiarán previo pago de la cantidad estipulada. Resulta cuanto menos sospechoso que corra por la red semejante cantidad de malware, a sabiendas de que securizar determinados sistemas se hace a golpe de talonario. Uno no puede menos que preguntarse si no serán los mismos quienes desarrollan, por un lado, el malware, y, por el otro, el milagroso remedio a los pantallazos azules. En la misma medida resulta sorprendente comprobar con estupor cómo de la misma comisión de la que emana una propuesta de ley (convenientemente aprobada posteriormente en el pleno correspondiente), emana una nueva que permite eludir la primera para seguir haciendo lobadas.
Hablando de lobos
Hablando de lobos: en plena crisis, cuando después de desvalijar los fondos públicos a diestro y siniestro, no queda dinero para pagarle a un ganadero los daños provocados por el cánido en sus reses, al forestal, a cargo de los fondos públicos, se le encomienda la saludable tarea del muestreo de poblaciones lobunas, para, dos meses después, repartir, de nuevo a diestro y siniestro, precintos de caza para el exterminio de sus ya menguadas poblaciones de manera legal (léase legal tal cual suena: la ética nada tiene que ver en estas lides); cualquiera diría que es una sociedad de cazadores la que nos gobierna, tal vez de la mano de las poderosas compañías aseguradoras, garantes, en último extremo, de los pagos a los ganaderos. Lamentable.
La libertad consiste disfrutar del medio en toda su belleza; como lo es navegar por la red con la certeza de que nadie explora -y explota- tus búsquedas. Libertad es filtrar un correo entrante como spam y no volver a encontrártelo en tu bandeja de entrada. (¿Habéis probado a filtrar como spam el correo, digamos, de twitter, en una cuenta de gmail? ¿Habéis probado a daros de baja de “feisbu”?).
Del mismo modo blindan sus pecuniarios intereses las grandes ISPs (Internet Service Providers, empresas suministradoras de conexiones a internet). A los abusos que todos hemos sufrido con muchas de ellas me remito.
Libertad es configurar tu equipo a tu gusto, con el sistema operativo que más te guste y se ajuste a tus necesidades: compilar un código de acuerdo a los parámetros que tú mismo has establecido; desde luego ésto entra en contraposición con irse a comprar un portátil a Mediamark (¿todavía compráis ahí?) y no ver más que sistemas operativos privativos preinstalados -llámese “güindous”- con un sistema de arranque “seguro” (UEFI con Secure Boot) en el que te las ves y te las deseas para particionar el disco duro a tu gusto e instalar algún otro SIO (Sistema Infernal Operativo) -llámese GNU/Linux en cualquiera de sus versiones o distros, xBSD o cualquier otro-. En la misma medida, considero que la libertad no es si no el derecho inherente del ser humano a tener una vivienda digna (más o menos humilde, pero digna), un trabajo decente y una Educación y una Sanidad gratuitas y universales; porque la vivienda, la Educación y la Sanidad, también son Medio Ambiente.
Libertad es poder ejercer tu trabajo de una manera eficaz e imparcial. Desde luego que limitar el combustible de manera salvaje (obscena, diría yo) a un forestal, impidiendo ejercer sus labores de vigilancia es justo lo contrario. En la misma medida, no es libre aquél que se ve obligado a comprar un nuevo equipo porque el hardware se ha quedado intencionadamente obsoleto en seis meses (lo que nos lleva de nuevo a Ghana, o esta vez, quizás, a Zimbabwe).
La libertad consiste en aplicar la ley establecida sin coacciones, y me explico: lo que no es de recibo es que el forestal denuncie a un pobre incauto por cortar dos varas de avellano para poner unos fréjoles y le metan un rejo (económico, me refiero) que se le salten a uno las lágrimas, y que más tarde se “atrope” a un cazador con ciervo ilegal, sorna y alegría, y “se olviden” de tasar los daños en la denuncia, saliendo más barato apiolar un bicho de manera ilegal que con los papeles en regla. Cuando un hacker descubre un bug en un código, y lo explota, es perseguido y denostado públicamente: el miedo es libre, y al hacker se le tiene miedo, por desconocido. Cuando ese hacker diseña código cuando menos sospechoso, para una gran empresa, cobrando, digamos, mil euros por función, -DECLARE FUNTION Espiemos_al_usuario ()- aquí no pasa nada.
Porque, seamos francos: la libertad, dependiendo de en qué bando estés, es menos libre o más libertinaje.
La Ley debiera ser ética, y proporcionar libertad; por el contrario, en la medida en que son los grandes lobbies financieros los que están detrás de la batuta de nuestros gobernantes, se convierte, la mayoría de las veces, en un instrumento más represor que educativo, menos amable y extrictamente persuasivo.
Los buenos forestales son molestos, porque con su trabajo impiden -o lo intentan, cuando menos- preservar el medio; los buenos hackers son repudiados y perseguidos, porque contravienen los intereses económicos de ciertas empresas. Los forestales son ninguneados por nuestras administraciones, y los hackers son injustamente calificados de delincuentes en los medios de comunicación -con el gran lobbie hemos topado- porque destapan toda la podredumbre que rodea a los que mandan. Ellos dirán que no, que “son los buenos”, pero el poder huele a mierda.
Si un forestal se mete con quien no debe es debidamente aleccionado; vayamos más allá: si un simple ciudadano protesta ante un político, ante su representante, ante el garante de su libertad, es tratado como poco menos que un delincuente. Ahora lo llaman scratching; por aquí siempre nos referimos a ello como estar hasta los huevos. El hacker, cuando obtiene pruebas de la indecencia de ese representante público (cualquiera diría, por otro lado, que al susudicho lo motivan los intereses públicos, a vista de todas las irregularidades que ya, lamentablemente, no nos sorprenden), se convierte en el foco de atención, en el malo de esta tediosa película, quedando, curiosamente, en segundo plano, las tropelías que ha cometido el político de turno. Julian Assange creo que entienda mejor que nadie a qué me refiero.
Libre es aquél que pasa por este mundo respetando y siendo respetado; no puede ser libre una gaviota con las alas cubiertas de crudo, a pesar de que los responsables de su condena no se hagan responsables de nada. La gaviota, como el cormorán, el corzo, o los topillos, no tienen abogados. Otros bichos de dos patas tienen la “libertad” económica de pagarse uno de los buenos, de recurrir y alargar un proceso hasta límites obscenos, y de pasear por la calle como el que nunca ha roto un plato; y nosotros, los ciudadanos, con nuestro desinterés, le otorgamos, además, el beneplácito del voto, a pesar de haber demostrado que como gestores “no tienen precio”. O sí lo tienen, pero a buen recaudo en Suiza. Que bien podían irse ellos, y su dinero, a algún país africano ya citado, a darse un baño en la playa, que de eso en Suiza no tienen.
La libertad no es un bien; es un privilegio que ha de ganarse. Y el mero hecho de no hacer nada es suficiente para perderla. Lo que sí nos queda, afortunadamente, es el ánimo de conquistarla, porque no es derrotado el sufre una derrota, si no el que deja de luchar.
Excelente.. ..aplaudo la comparación..y sobre todo tu labor, que siendo «ninguneado» y sin apoyo; sigues ahí cuidando de los que a muchos hoy por hoy no les importa..pero el día que falte lo van a lamentar.. ..así que gracias por seguir ahí y por el artículo.. ;)
Muy buen articulo Alfonso. Me quedo con dos cosas:
«En la misma medida, considero que la libertad no es si no el derecho inherente del ser humano a tener una vivienda digna (más o menos humilde, pero digna), un trabajo decente y una Educación y una Sanidad gratuitas y universales; porque la vivienda, la Educación y la Sanidad, también son Medio Ambiente»
y con el último párrafo:
«La libertad no es un bien; es un privilegio que ha de ganarse. Y el mero hecho de no hacer nada es suficiente para perderla. Lo que sí nos queda, afortunadamente, es el ánimo de conquistarla, porque no es derrotado el sufre una derrota, si no el que deja de luchar.»
La lucha se puede ejercer desde muchos ámbitos, si cada uno seleccionamos almenos uno que nos parezca importante, podremos ganar y algún día echarlos.
Saludos
Genial Alfonso :).